Add parallel Print Page Options

Así también, al comienzo,
cuando murieron los orgullosos gigantes,
la esperanza del mundo se refugió en una balsa
que, conducida por tu mano, dejó al mundo
la semilla de una nueva humanidad.
¡Bendita la madera que se usa rectamente!
¡Maldita la madera de la que se hace un ídolo!
¡Maldito el ídolo y el que lo hace:
éste, por haberlo fabricado,
y aquél, porque siendo cosa que se pudre fue llamado dios!

Read full chapter